21.10.10

la esencia inmortal

Muere iluso.

Deja el paso libre
-de espejismos-
para que aflore
-en esencia-
el ser fundamental.

Desengáñate.

Si la piel que llevas
-como el pasado-
te pesa y ata
-lleno de espinas-.
Suéltala.

Y te verás resplandecer.

Muerte ilusoria
dolor espuma
-es la verdad-
el dolor se esfuma
como el fantasma
-del que no cree en sí mismo-
si uno anima su despertar.



Muere cretino.

Una vez más.

Y volverás a renacer.

19.9.10

muse mèduse

Desde el profuso resplandor de la palabra
te busco. Pero no te llamo;
tus nombres que son todos y ninguno
diseminados están
en el mar de lo innombrable.

Me sumerjo submarino, capitán
de un barco que se hunde;
y llego al fondo donde un ancla
no vale más que ese liquen que lo enfunda.

Está oscuro, alrededor todo es silencio
perspicaz, caricia de escamas, roce
de pez, fugacidad de aleta. Y luego
nuevamente esa pesada oscuridad.

[Atisbo de pronto esta fatalidad que me rodea
y no logro comprender. No hay ahogo alguno;
y el océano insondable no me aplasta, me deleita.]

Veo de repente un haz de luz que se me acerca .

Ser luminoso que cruzas mi camino, dime:
Cuál de las mareas me arrima a superficie;
dónde la salida que burla el laberinto;
y qué me pasará entonces si te sigo.

Hay una danza para ojos que no miran
al son de un canto que se siente aunque no suena.

Y aquí estoy siguiendo una medusa
en lo profundo de un mar, junto a un barco hundido.

Más allá de la palabra que te busca
ahora sé que hay un mundo que fascina.

16.9.10

proclamando la tormenta en el terraplén

Saber irse corriendo escurridizo por la corriente hasta llegar a la cascada en boca fuente de implosiones luminosas, astro de carne roja y rastro fugaz de uña, más fiera garra diente, arrastrándose acuático el tiempo por la marea imposible de navegar. Como asteroide el rostro impelido por el grito se desvanece íntegro en una tormenta de pelos. Mientras la arena murmura bajo las olas, a cuatro vientos, un presunto pasado de noble torre o de castillo imposible de demoler, el mundo entero es una grieta abriéndose las venas en abanicos de fulgores extendidos al instante vaporoso de un suspiro contenido.

14.9.10

ritual improbable

Tanto cuidadoso empeño
y esa minuciosidad de araña
o de hormiga, tejiendo
y escarbando el peñasco
de la duda. Desempañada

la reticencia al derrumbe,
es esto;
el equilibrio necesario
a toda obra constructiva.

Esa parsimonia imperativa
hacia la arista que aguarda
impávida,
sostener al espacio circundante.

Y esas manos suyas, intuyendo
cada gesto, e influyendo en cada punto
la fuerza que hace falta para darle luz
a un mundo entero.

Tanta delicadeza concentrada,
y esa ardua ceremonia
inconfesable,
de hacer entre sus manos
una escultura de aire.

Para que entonces venga
ella
y la destruya, inevitable
al pasarle por encima
con su andar indiferente.

6.8.10

el tren fantasma va repleto de aves desbandadas

Di de puños a la puerta
abandonada hasta romper
-al unísono del eco-
como madera seca
todos los huesos de mi mano.

Perdí el tren.

Trastabillando en los andenes
fui arando pedregullos y durmientes
con los pies descalzos.

El bolso remendado
dejó caer los bombones que llevaba
en algún punto del camino.

Llegué a la estancia.

Paré en la puerta y golpeé
hasta cansarme y sangrar
en el cantero descuidado
este manojo de flores oxidadas.

14.7.10

promesa de cenizas. asalto a los dioses

Insuflo con mi aliento el soplo
y alimento
la sutil parsimonia del fuego.

Indócil y recurrente la llama
resplandece
como hálito de enredaderas.

Se adivina noche luminosa
y se sospecha:
qué sería de mí sin prometeo.

4.7.10

no te pierdas como una música fácil

Palabra sin vestigio para un mundo
que ni ruinas tiene. Apenas polvo
sideral pedacito de nebulosa. Y tú.

Es que la palabra toma forma; entonces silueta
quizás, destello dibujo saliente aurora espectro
luz reflejada, tan sólo
canto inaudible para una noche
que es eterna. Como la imaginación de un dios
que ha sido desterrado.

Hay un silencio, detrás y por encima; pero un hilo
-la voz en sí no es más que eso, un halo-
cruza el centro justo infinito y atraviesa
la burbuja ferozmente sin romperla.

La melodía se vuelve acaso temporal cataclismo
inclemencia de un tiempo que anuncia nuevos soles.

Más allá de la metáfora la silente vacuidad
da lugar al vital renacimiento del canto. Y tú
-qué tendrás que ver con todo esto exclamarás-.
No lo sé. Escucha atentamente tu canción
y sin respuestas comprenderás todas las preguntas.



Quien sostenga la armonía entre sus manos
no precisará de una boca
para poner en vibración al universo.

Y mucho menos la palabra.

6.6.10

ya no es mágico el mundo. te han abandonado


Ya no quedan genios
en la lámparas apenas filamentos
titilantes, y el anhelo de la magia que no acude
al llamado de un conjuro improvisado.

El ritual derramado por el suelo
-a montones las palabras deshechadas-
y el impulso imprevisto de tirar por la ventana
-tanto apego a tanta fórmula gastada-
de nada han servido, el hado
firme y contundente ha decretado:
Ninguna alfombra alzará vuelo.

Fue poco a poco cada cosa decantando.
Olvidado el halo -y ese anhelo- de las ánimas
sólo han quedado cáscaras, despojos. Objetos
sin encanto ni misterio.

Ya no habitan magos, en las torres
tan sólo hay condensadores, bobinados
para usted señora y el alumbrado público.
Tampoco quedan noches
-con maleficios o sin ellos- ya se han ido
allá donde aún no ha ido el hombre.



Al borde del camino un anuncio proclama:
Cuidado. No tocar. Peligro de muerte.

14.5.10

abadonad el verbo. hágase la luz

Innombrable
nada me perturba.



Más allá del resplandor de la palabra
la oscuridad profusa me circunda,
pero no me debato en duelo, no me asusta
sucumbir ante el silencio -fiel me entrego-
y despertar a media noche en plena calma.

No hay llamado alguno, ni campanas
que redoblen puntualmente hasta el encuentro
al final del camino: el campanario
vacío
y el cielo repleto de aves desbandadas.



Sin palabras
soy como una flecha apuntando a ningún lado.

Innombrable
ninguna herida se abre en la cercanía.